15/10/12

en Diario El Popular (Arg.)

15/10/2012  |  por  Rodrigo Fernández

Donde viven los monstruos

El escenario de "Asesino cósmico", Mondadori 2012, es Isla Meteca. Allí sus habitantes viven temerosos de los humores de un monstruo que destruye todo lo que lo molesta. Una novela con una trama original que entremezcla géneros y personajes por el arte de narrar.

En su hilarante novela "Beber en rojo", Alberto Laiseca da rienda suelta a su amor por los monstruos y se despacha con una justificación de la importancia que éstos tienen para el arte. Así el monstruo es algo más que una presencia terrorífica para convertirse en el motor de la historia, en la excusa del héroe. Frankenstein dándole vida al doctor Víctor Frankenstein y Drácula convertido en la razón de la vida de el cazador de vampiros Van Helsing.

En "Asesino cósmico" (Mondadori 2012), el monstruo es un emblema de que lo que se oculta en los corazones de una sociedad destructiva. Una metáfora acerca del poder, la manipulación y el miedo.

Corre el año 2035 y la isla Meteca se recupera de un episodio trágico que cambiaria no sólo a los isleños. La ciudad de Sierpe queda destruida y fundan Ciudad Nueva. Los metecos trasladan piedra a piedra para conjurar los designios del monstruo de Cárdavo. El temor recorre las calles de Ciudad Nueva y el Corregidor Don Fabio espera destruirlo antes de terminar su mandato. Mientras tanto el joven Antero Legúfago, secretario del Corregidor, lleva los papeles de la oficina. Desde su videoclub Vladimiro Rascón mueve las piezas en el tablero. Después del desastre la ciudad lo erigió como uno de sus hombres eminentes y ahora es el momento de ir por todo. El poder, la gloria y la destrucción de Don Fabio. El poder en la isla Meteca está en manos de unos pocos y ellos no lo dejaran así porque sí. El problema menor parece ser el monstruo de Cárdavo y sin embargo su sola presencia justifica las muertes, la destrucción y las manipulaciones políticas. La trama es un enorme sin fin que da vueltas alrededor de los personajes de Cantavella, siempre tan cerca del límite, que intentan salvarse de algo que aun no pueden discernir ni entienden tan sabiamente como creen. Isla Meteca es el lugar donde la memoria se pierde a la vuelta de la esquina y "el tiempo en todas sus versiones converge en un solo punto que se repite cada vez".

"Esos humanos no necesitan excusas para volver una y otra vez a acabar con todo, para reafirmar la sabiduría estúpida del círculo", reflexiona Ukk, el asesino cósmico, que ha decidido jubilarse en la Tierra.

Robert Juan-Cantavella crea una trama original, intensa y cargada de personajes que la refuerzan. Como el sepulturero Renato Romo, Alpidia Ruano, obsesionada con la película Tiburón o el militar Cleofás Reyero, para el cual el sexo va de la mano de la muerte.

Un relato que fácilmente puede leerse de varias maneras y que sorprende página a página para concluir en lo impredecible.