Asesino Cósmico (1973) y (2011)
Esta es una reseña doble, un mismo título para dos textos separados en el tiempo por 38 años, pero unidos por varios motivos. Se da la agradable coincidencia que Cantavella le pide a su amigo el escritor Juan Gallardo (que firma sus obras con decenas de alias, siendo el más conocido Curtis Garland) que escriba un capítulo para su libro… Pero mejor, que él mismo lo cuente:
«Colaboración de Curtis Garland en la novela.
Me complace apuntar aquí que el capítulo IX en la novela Asesino Cósmico, titulado “La verdadera historia del temible Ukk”, es en efecto un relato del insigne Curtis Garland. Como sin duda muchos de ustedes ya sabrán, Curtis Garland, uno de los héroes de la novela popular española, es en realidad un pseudónimo. Tras él se oculta el escritor Juan Gallardo (Barcelona, 1929), quien en la primavera de 2009 aceptó escribir este texto partiendo de un guion de cuatro líneas.
No termina aquí nuestra colaboración, aunque en lo que sigue ha tenido un carácter unilateral. Y es que el título de mi novela se lo he robado a una de las suyas: Asesino Cósmico (Bolsilibros Bruguera, 1973; con portada de Antonio Bernal).
Tanto la citada novela, publicada en la colección “La conquista del Espacio”, como Hija de las Tinieblas (Bolsilibros Bruguera, 1978; con portada de Salvador Fabà), de la colección “Selección Terror”, aparecen parafraseadas y malversadas en la presente. También en este sentido he contado con la complicidad del autor.»
Cita tomada de la página 267 y que también se encuentra en la web que Robert ha creado para promocionar la novela que nos ocupa: Asesino cosmico. Tras el texto de la cita sigue un soberbio artículo de obligada lectura, glosando la figura de Curtis Garland que Robert publicó originalmente en la revista Quimera, en octubre de 2009[1]. Más adelante comentaré otra importante colaboración entre Cantavella y Garland.
No es la primera obra que reseño de Curtis Garland ni será la última. En Abrir un libro ya he reseñado Crímenes Exquisitos. En esta ocasión es trata de un bolsilibro a caballo entre el terror y la ciencia ficción. El oficio de Garland vuelve a mostrarse en toda su extensión, y consigue una narración trepidante que engancha al lector hasta que acaba la última página de esta breve obra. Garland en estado puro.
A modo de prefacio, Garland realiza un defensa de la libertad del escritor para dotar a sus personajes de la personalidad y característica que la historia requiera sin necesidad alguna de que este comportamiento identifique al escritor como un seguidor y/o defensor de esas acciones. Algo que, en 2022, en plena efervescencia de la cultura de la cancelación, está en el eje del discurso en redes sociales y con terribles consecuencias reales para los creadores ya sea de literatura, cine, cómic o cualquier otra manifestación artística. Mejor dejo al propio Garland dar una lección de sentido común a tanto estornino digital inculto. Lección que ya atesora 49 años de edad:
«Si el alienígena de turno, en esta obrita, procede como procede, si el «invasor» o «visitante» no es un ángel de bondad precisamente, ni un personaje demasiado sociable para nuestra propia sociedad humana, no es porque sea mejor ni peor, ni porque los futuros y posibles «visitantes» de otros mundos hayan de ser forzosamente así, sino, simple y llanamente… porque mi personaje, en esta obra concreta, TIENE que ser así, o no habría relato. Pretender identificarlo como prototipo de algo sería ridículo. Intentar clasificar al autor política, social o ideológicamente por esta obrita, resultaría grotesco y falto de base.
Quizá el prefacio sobra. Pero es una forma de ponerse a cubierto de suspicaces interpretaciones, de alardes de estudio personal o literario y demás zarandajas. Es, en suma, la explicación clara y concreta de que un relato de ficción —más aún, de «ciencia—ficción»—, no tiene por qué ser comprometido ni estar cargado de intenciones de ningún género. Solamente de presentar una ficción, un problema simplemente imaginario —o quizá no tan imaginario en un futuro más o menos lejano—, que se limite a enfocar lo único que, realmente, debe interesar al escritor, sea cual sea su escalafón o categoría como autor: el Hombre y su circunstancia. La dimensión humana de los personajes que, en suma, somos nosotros mismos.
Lo demás, son ganas de complicar las cosas. Pero eso sí, ¿y lo que «viste», desmenuzar la labor ajena, aunque sea solamente para equivocarse, sentando cátedra de entendido que sabe leer entre líneas…, incluso cuando entre esas líneas no existe nada, sino el espacio natural de la máquina de escribir?»
Asesino Cósmico (1973) Curtis Garland, Colección La Conquista del Espacio, 126. Editorial Bruguera.
Un alien narcisista y con un brutal complejo de superioridad aterriza en la Tierra, siendo completamente indetectable para los instrumentos humanos incluso teniéndolo delante. Innegablemente es un extraterrestre listo, pero tampoco es un genio o al menos uno grande… aunque tampoco sabemos su altura. Como ya es sabido, los bajitos son los peores dictadores y cometen las mayores aberraciones … y eso, por lo visto, también se aplica a los habitantes de lejanos planetas y/o galaxias. Total, que este alien (Ukk para los lectores) se nutre de seres vivos “superiores”. Vaya, que los peces no le sirven. Se alimenta de sus presas sorbiéndolas y dejando el envoltorio de la piel vacío pero recubierto de babas y una pequeña marca de la ventosa por la que ha succionado las vísceras. Sin embargo, también puede tomar posesión de sus víctimas humanas, abandonado su anterior huésped dejándolo igualmente vacío y lleno de babas el pellejo. Del sujeto poseído conserva sus recuerdos y capacidades cognitivas, pero eliminando a la persona (el yo) suplantándolo Ukk y siendo indetectable por los humanos.
A pesar de su tremenda autoestima, no es tan listo como para que el protagonista no detecte la sucesión de saltos, gracias al reguero de cadáveres que va dejando a su paso. Finalmente, el protagonista, Clark Allyson consigue desenmascarar la estrategia de Ukk, pero ya es demasiado tarde: Ukk ha poseído al presidente de los EE.UU. y ha lanzado el ataque nuclear final e irreversible contra la URSS y China, que evidentemente reaccionan lanzando todo su arsenal nuclear contra los EE.UU. Técnicamente es el fin del mundo y condena a los pocos supervivientes que queden a vivir en refugios antinucleares y a esperar que la radiactividad se disipe.
Pese a ello y con los mísiles en vuelo, Ukk intenta acabar con su enemigo, el más inteligente de los humanos: nuestro protagonista Clark. Pero en esos momentos los laboratorios que Allyson lidera han conseguido descifrar la naturaleza biológica-mineral de Ukk, llegando incluso a desarrollar anticuerpos contra él. Gracias a ellos detiene la estrategia de Ukk obligándole a huir mientras Clark y la chica (¿no he dicho nada de la chica? Pues sí, hay una chica cuya función en la trama es ser rescatada), de la cual está enamorado sin él saberlo (y ella de él, como al final se verá, también si saberlo ya que de hecho se iba a casar con otro que fue una víctima de Ukk), consiguen llegar a un refugio antinuclear sanos y salvos y segundos antes de que suenen las trompetas del apocalipsis.
Estallan las bombas nucleares, Ulkk es inmune a la radiactividad y mientras preparaba su plan de actuación, aparecen especímenes adultos de su planeta, alertados por la hecatombe nuclear de la Tierra. Capturan a Ukk, que resulta ser un niño mal criado de su especie con tendencia mórbida a hacer el mal y le imponen un fuerte castigo a la vez que limpian, en lo posible, de radiactividad la Tierra. Finalmente, Clark se queda con la chica.
Garland prevé seis años antes (1979) que el Partido Comunista de China con Deng Xiaoping al frente, implemente la política de natalidad del hijo único, que rápidamente degeneró en el Síndrome del pequeño emperador en la propia China y que con el tiempo llegó a los países desarrollados como el trastorno de conducta de los niños malcriados conocido como Síndrome del emperador, tan extendido en nuestra sociedad actual. Curtis se permite acabar su novela con un final donde los humanos perdemos, pero nos deja un rayo de esperanza. Hoy en día este tipo de finales se antoja imposible, pues el “síndrome del final feliz Disney”[2] lo monopoliza todo. Son los años 70’s y el chico se queda con la chica y punto.
Garland intentó relanzar su carrera literaria como hizo Silver Kane, alias de Francisco Ledesma, que finalizó una exitosa etapa de escritor de bolsilibro tras el fin de esta literatura popular. Se pasó a la literatura convencional (mainstream para los culturetas[3]) llegando a ganar el premio Planeta en 1984 por Crónica sentimental en rojo. Aunque eso lo contaré en otro momento, Garland escribió cuatro libros con la intención de dar el salto. Y Robert le ayudó a ello.
Gracias al Asesino Cósmico de Robert (y que en unos párrafos después comentaré), él y Curtis fueron invitados a asistir a la Semana Negra de Gijón del 6 al 15 de julio de 2012. Como se comprueba en el artículo Una Semana Negra con problemas, del 3 de julio de 2012 en la publicación Estandarte firmado por la redacción se escribió:
«Robert Juan-Cantavella, con su novela Asesino cósmico, ha hecho su particular homenaje a la literatura popular española, las famosas “novelas de a duro”, en el que ha contado con la colaboración nada menos que del legendario Curtis Garland, y ambos estarán en el festival.»
Para aprovechar el escaparate que supone la Semana Negra, Gallardo, con la ayuda inestimable de Gabriel Bravo (editor de Morsa) y del propio Robert, autoedita en junio de 2012 Las oscuras nostalgias, aunque formalmente aparece editado por la Editorial Señor Pulpo y Ediciones Morsa. Pero mejor dejo al propio Gabriel Bravo que lo explique[4]:
«Conozco bien como publicó Las oscuras nostalgias porque es un libro que se autoeditó él con la ayuda de diseño Robert Juan-Cantavella y yo ayudé en las labores de corrección e impresión. La portada la realizó Juan Gallardo con una foto de su mujer fallecida en forma de collage. El título es muy intencionado porque todo hace referencia a la muerte de su mujer, aunque el texto es anterior.»
Pero no puedo ser. Un accidente en un hotel de Madrid, cuando ya estaba esperando el tren negro que lo llevase a Gijón, impidió su asistencia y supuso el inicio del final que se produjo siete meses después: el 5 de febrero de 2013. La responsable del evento, Cristina Macías, lo relata en el artículo El tren negro TRACA-TRÀN!! del 7 de julio de 2012 en la publicación A Quemarropa:
«(El milagro nunca es completo y siempre empieza con bajas; esta vez nos dejamos atrás al veterano Curtis Garland, que ha sufrido un accidente hoteléstico y tendrá que prolongar forzosamente su visita a Madrid; le quedamos a deber el homenaje, y desde ya se lo prometemos para el año que viene. Se puede ser muy semanero sin haber pisado siquiera Gijón, y Curtis lo es).»
Si bien es cierto que la lectura del Asesino Cósmico de Robert no requiere de la lectura previa de los dos bolsilibros de Garland, leerlos no está de más e incluso enriquece su lectura. Por ello hago a continuación una pequeña reseña de:
Hija de las Tinieblas (1978) Curtis Garland, Colección Terror 265, Editorial Bruguera.
Breve y trepidante historia ambientada en el momento histórico de su escritura, en una pequeña población del noreste estadounidense en el estado de New Hampshire, muy cerca del Providence lovecraftiano. Sin embargo, el ambiente de intriga terrorífica que genera en un santiamén Garland, no está relacionado con los terrores primigenios sino con los muy coetáneos: posesiones infernales, crímenes en serie cometidos por asesinos despiadados…
Sue Holland, una encantadora preadolescente, es perseguida por un horrible enano. Todos piensan que son invenciones de la niña. Aparece un gato negro de porcelana, que no volverá a dar ningún juego en la novela, un cura católico y lógicamente un exorcista, un sheriff, el borracho del pueblo, abnegadas madres, la camarera de costumbres descuidadas. Y comienzan los asesinatos cometidos por una persona de baja estatura.
Tras una extensa presentación la acción se centra en la institutriz que viene de la gran capital al pueblo de catetos a instruir a Sue. Los personajes serán del estado de New Hampshire en la costa este de los EE.UU., pero son catetos hasta decir basta. Sin embargo, el protagonista definitivo, el héroe es el vendedor de vinos y parapsicólogo a ratos muertos (perdón no pude resistirme), que viene cortejando a la institutriz desde el viaje del tren. Como esta se resiste, nuestro protagonista sale por el pueblo y acaba copulando con la camarera de costumbres descuidadas. Eso en 1978, ríete tú de los hombres ONS[5] de las aplicaciones de citas: Nihil novum sub sole.
Como en 1976 se estrenó en España La Profecía, uno espera que se resuelva por ese sendero. Pero no, eso hubiera sido demasiado fácil. Garlan nos tiene preparada una traca final tremenda, con sangre, sin gato de porcelana y sin posesión infernal: la linda Sue es una adoradora satánica que se disfraza de horrible enano, liberando su verdadera alma, para cometer los abundantes crímenes (al más puro estilo cine slayer) que siembran esta más que interesante novela.
Ahora sí, la reseña de la novela de Robert Juan.
Asesino Cósmico (2011) Robert Juan-Cantavella, Literatura Mondadori 460, Random House Mondadori S.A., Barcelona.
Esta novela es un homenaje a los bolsilibros, pero sin imitar su estilo literario. No negaré que eso me descolocó junto a los casi 100 personajes que superpueblan esta interesante novela. Cantavella homenajea los dos bosilibros ya citados de Garland y a todos los demás de todos los géneros.
Esta novela comparte con los bolsilibros que está editada por una editorial “comercial” que aplica poderosas herramientas de marketing y se gasta importantes cantidades de dinero en promocionar sus novedades. Las Bruguera y compañía abarrotaban los kioscos (la más de las veces haciéndose la competencia a ellas mismas) de bolsilibros. Los kioscos eran el canal de distribución adecuado para llegar al segmento de clientes al que se dirigían. Competían como lo hacen las plantas en la selva por la luz del sol: por saturación. Y Mondadori (propiedad del grupo Random House Inc. que es a su vez propiedad de la multinacional alemana Bertelsmann SE & Co. KGaA) como una de las grandes, promociona una de sus novedades entregando un nutrido dosier de prensa a los medios: radios, televisiones y prensa con el que preparar la entrevista al autor y así generar contenidos para el medio. Medios que siempre están a la búsqueda de crear contenidos al menor coste posible. Tómese como evidencia de lo aquí expuesto las 47 entrevistas que concedió Robert sobre esta novela y que se encuentran perfectamente documentadas y enlazadas en el blog de promoción de este libro. No es una crítica, es una constatación de que las editoriales comerciales saben hacer su trabajo. Lo hicieron con los bolsilibros y ahora con las novelas. Si no es una industria más rentable, no es culpa de la oferta sino de la demanda: los lectores desaparecemos vertiginosamente y en breve (si no lo somos ya), seremos una especie en vías de extinción. Que proliferen miles de micro editoriales no nos debe desviar del hecho de que el libro es una industria y las editoriales, las comerciales, no son ONG, como sí lo parecen muchas micro editoriales. El tiempo, como ejecutor de la Revelación de Sturgeon, el 90% de todo es basura, borrará las ediciones de estas micro editoriales que no invierten cantidad alguna en promociones de sus novedades y todo lo fían al buenismo del nuevo boca-oido que son las redes sociales. También se olvidará la inmensa mayoría de la producción de las editoriales comerciales, pero ese 10% que se recordará, serán obras editadas por grandes y medianas editoriales comerciales. Las otras serán, a lo sumo, una nota a pie de página en la historia de esta industria.
En Asesino Cósmico nos encontramos ante un montón de historias que un primer momento parecen no guardar ninguna relación entres si, cosa que no es cierta y que se va evidenciando al final del texto. Pero el encaje no es de novela policiaca, no es perfecto, cosa que Robert no pretende. Cada uno de los subgéneros del bolisilibro: romántica, oeste, bélico, terror y ciencia ficción (quizás faltó piratas y deportes), están representados.
Ambientada en 2035 en un retro futuro que evoca, en un principio, a la literatura del siglo XIX y en lo estético al universo que crearon los cineastas franceses Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet en Delicatessen (1991) y La ciudad de los niños perdidos (La Cité des enfants perdus, 1995). Luego el estilo varía y se adapta a la historia que narra. Poco a poco algunos personajes repiten y va ganando conexión lo narrado.
Las historias se desarrollan en una pequeña isla llamada Meteca. Los metecos eran los extranjeros afincados en la antigua Grecia que no disfrutaban de los derechos de la ciudadanía de las polis griega. Este detalle aparentemente insignificante, al final de la novela se volverá relevante. El marco de referencia es la ciudad antigua destruida; Sierpe y la Ciudad Nueva construida en el otro extremo de la isla, a su imagen y semejanza. Los espacios intermedios tienen sus monstruos humanos y no tan humanos: su tiburón prodigioso, su base militar y su acelerador de partículas. Para ser una isla más bien pequeña anda bien repleta de singularidades.
A base de sutiles pinceladas y radicales brochazos, el lector va captando el soporte total de la novela construida sobre docenas de historias. Soy muy consciente de que se me han escapado decenas de referencias históricas, literarias, bolsilibreras y de todo orden. Esa sensación de perderme algo ralentizó mi lectura y aumentó mi nivel de ansiedad. Ansiedad que suelo rebajar “conversando” con Jack Daniels y/o Johnnie Walker… Botellas vacías dan fe de ello. Motivo por el cual la lectura de esta novela ha sido doblemente gratificante: ¡Qué buenos cardos y caldos se dan en Escocia!
¿Y de Garland qué? Pues varias cositas. Efectivamente las dos novelas de Curtis aparecen referenciadas. En el caso de Hija de las Tinieblas de forma completa, aunque con pequeñas variantes. Parece que en esta ocasión el gato negro de porcelana va a jugar un papel relevante, pero finalmente se rompe al caerse.
El Asesino Cósmico de Curtis tiene una presencia más repartida y relevante en el Asesino Cósmico de Robert que Hija de las tinieblas. El protagonista masculino, Clark Allyson, protagoniza alguna historia que aparentemente no está relacionado con el Asesino Cósmico de Curtis o yo no he sabido verlo. En verdad estuve esperando hasta el capítulo IX que alguna de las historias fuera la continuación del bolsilibro, pero no fue el caso. Aparecieron, eso sí, retazos de la historia original, pero ya está.
Capítulo IX La verdadera historia del terrible Ukk, Curtis Garland (2011).
Este capítulo es la continuación que esperaba. Nuestro asesino cósmico, Ukk, despierta encarnado en Walt Sheridan, uno de los personajes que han protagonizado algunas historias en los capítulos anteriores. Se da la conciencia que Walt Sheridan es uno de los muchos seudónimos que Juan Gallardo usó en su extensa carrera de escritor de bolsilibros.
Como es habitual en literatura y cinematografía, el malo malísimo de algunas novelas o películas se convierte en bueno y aliado de la humanidad en las siguientes, como así ocurre en este caso. Ukk fue perseguido por Escargot cuando se escapó de su planeta siendo un crío. Este compatriota consiguió capturarlo sin que Ukk se percatara, sin que los lectores del Asesino Cósmico de Curtis lo supiésemos, ya antes de que se iniciara la “absorción por succión” en cadena de humanos, llegó a suplantar al presidente de los EE.UU. y desencadenó la guerra nuclear. Toda la parte final del asesino de Curtis fue virtual, inducido por Escargot en la mente de Ukk. Luego no existió, por eso la Tierra no presenta radiaciones, ni recuerda una guerra nuclear. Nuestro asesino-héroe consigue escapar de la magnificente nave de Escargot en su nave propia y tras una tremenda persecución por el espacio consigue que el perseguidor caiga en un agujero negro. Así Ukk vuelve a la Tierra convertido en Sheridan permanentemente, renuncia a sus poderes de transmutación y queda a la espera de conocer el amor, que se le presenta en forma de visión perfecta: Teresa. Se da la circunstancia que Teresa era la esposa de Gallardo fallecida en 2008, cuestión que afectó intensamente a nuestro autor hasta su muerte. Un capítulo, que es un bocado de puro Space Opera, con el sabor y gusto de aquellas novelitas de a duro que los españolitos leían para olvidar la gris y sórdida España del franquismo que les tocaba vivir.
Y ahora sí, con historias cada vez más urdidas y relacionadas, con un tono seco, sangriento y sádico, la violencia va aumentado. Los personajes sucumben al lado más oscuro de sus personalidades, las viejas rencillas reverdecen y llevan al exterminio de toda (o casi) toda la población de la isla. Finalmente, se nos revela que ha existido un enfrentamiento eterno entre los personajes cuyos apellidos empiezan por I: siendo el bando de los “metecos” (los habitantes sin derechos) contra los personajes con apellidos que empiezan por R: el bando de los “señores” que han masacrado históricamente a los metecos y que en el fondo los consideran seres inferiores. El mismo Robert admite que en esta novela no aparece explícitamente el enfrentamiento como sí lo hacen en sus anteriores libros, donde destaca El Dorado (2008) Mondadori, donde se narra la salvaje especulación inmobiliaria que da lugar a Marina d’Or y la corrupción política del PP de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, para mí es toda una tentación ver en este ataque final de los metecos a los “Señores”, todas y cada una de las revoluciones que se han producido en la historia occidental. Y lo digo aún a sabiendas del riesgo en el que incurro, en palabras de Garland:
¿y lo que «viste», desmenuzar la labor ajena, aunque sea solamente para equivocarse, sentando cátedra de entendido que sabe leer entre líneas…, incluso cuando entre esas líneas no existe nada, sino el espacio natural de la máquina de escribir?”
Dos novelas alejadas con 38 años en el tiempo, pero que por varias razones están íntimamente ligadas; un camino iniciático a la literatura popular. Literatura popular que los culturetas y algún avispado departamento de marketing de Editorial “comercial” han venido en llamar Pulp y todos, como borregos, lo hemos adoptado ipso facto.
[1] También son imprescindibles los artículos que Javier Pérez Andújar le dedicó a Curtis Garland y que se encuentran recopilados en la entrada C; Curtis Garland en el libro Diccionario Enciclopédico de la vieja escuela (2016) colección Andanzas, Tusquets Editores. Y sin olvidar el gran prólogo de Andújar a las memorias de Garland (Yo, Curtis Garland (2009) Juan Gallardo Muñoz, Editorial Morsa), que Robert comenta en el artículo que estoy elogiando en estas líneas.
[2] Término que me acabo de inventar, y que no requiere mayor explicación.
[3] Palabra que desde el 29 de julio de 2010 está en el diccionario de la RAE.
[4] Respuesta de Gabriel Bravo el 19 de mayo de 2022 a preguntas mías a través del email.