Sobre Asesino Cósmico
Por Fco. Martínez Hidalgo
Desde su misma concepción hasta la plasmación en sus
páginas, está repleta de destellos de originalidad e inteligencia.
Entre las manos tenemos, con ‘Asesino cósmico’ (Mondadori,
2011, disponible en FantasyTienda), una de las novelas más extrañas del año.
Robert Juan-Cantavella (Valencia, 1976) desarrolla a lo largo de las páginas
una idea central sólo al final desvelada, y a cuyo servicio están todos los
elementos de la novela: trama, tono o personajes.
Así haciendo, una línea argumental en apariencia con más
puntos oscuros que un queso gruyer, construidos a base de un tono intrigante y
un misterio creciente, que nos puede llevar incluso a considerarlos
irresolubles por su profundidad, se presentan de repente ante nuestros ojos con
la claridad y certeza de una luz cegadora. ¡Pero cómo no lo hemos averiguado
antes!
Una propuesta como ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011) exige
de una habilidad apabullante para mantener el equilibrio entre la comprensión
narrativa y la tensión lectora: cualquier misterio mal construido podría acabar
bien volviéndose incomprensible –por el exceso de opacidad, bien convirtiéndose
en demasiado evidente –por el exceso de prudencia. Robert Juan-Cantavella
demuestra esa habilidad con indiscutible criterio y solvencia: un argumento
inteligente, una trama interesante, unos personajes atractivos o una idea
central de gran potencia (tranquilos, aquí no hay spoilers), son muestras más
que suficientes.
De hecho, únicamente dos peros se le pueden poner a la
novela, los dos vinculados a la intención de dejar todos los hilos atados y bien
atados –yendo incluso más allá de una idea central per se suficientemente
fuerte como para mantenerlos unidos: una perspectiva a veces confusa -por
insistir en clarificar quién dice qué- y una página final totalmente
innecesaria -por insistir en evidenciar lo que ya es evidente-. Un reflejo del
oficio de Robert Juan-Cantavella, de su preocupación por el lector, disculpable
y disimulado por todas sus otras muchas virtudes.
El eje central del misterio se teje a medida que se nos
muestra la historia del espacio en el que todas las tramas y subtramas tienen
lugar: Isla Meteca. Allí un suceso del pasado, al que se refieren universal y
ambiguamente con la expresión “cuando sucedió todo aquello”, condiciona todavía
las relaciones sociales y las historias de vida de todos los personajes.
Robert Juan-Cantavella presenta sus credenciales como
escritor español con futuro, a través de una novela que juega con las
peligrosas conexiones entre el pasado y el presente. Un consejo: no dejen de
leerla.
De una forma u otra, todos tiene puestas sus miras en un
futuro que pasa por superar lo sucedido, por desanclar el pasado del presente:
Don Fabio, un corregidor entrado en años pero que se resiste a abandonar el
cargo; Antero Legúfaro, un abnegado asistente del corregidor con evidentes
sueños de sucesión; o Vladimiro Rascón, el responsable del único videoclub de
Isla Meteca al tiempo que ambiciosa némesis del Don Fabio; entre otros muchos.
Pero ¿cómo se consigue desanclar el pasado, sin olvidar y
perder la memoria?, o ¿cómo se supera un hecho traumático del pasado sin
afrontarlo, sin siquiera darle un nombre?, o sea, ¿es posible pasar página
cuando ni siquiera se abre el libro? La tensión en Isla Meteca tendrá que
liberarse para dar rienda suelta al potencial de los personajes, atados a un
contexto de gran fragilidad, pero ¿qué contiene ese contexto de tensión y qué
forma tomará cuando reviente? He aquí el núcleo central del misterio.
El elemento de ruptura de este gran misterio es, como no
podría ser menos en una novela tan intrigante e interesante como ‘Asesino
cósmico’ (Mondadori, 2011), un misterio menor también necesitado de respuesta:
en el centro del bosque de Isla Meteca, que parte la isla en dos y distancia al
pasado del presente, se oculta un monstruo de nombre Cárdavo. Nadie que lo haya
visto ha vivido para contarlo, por tanto nadie sabe cómo es, pero lo que sí se
sabe es que nada hay que temer mientras no se le moleste.
Curioso este monstruo terrorífico cuyo único fin parece ser
vivir en paz, pero cuya existencia a todos intriga y todos temen.
La cuenta atrás en la trama comienza cuando una cineasta
local, a cuyos padres asesinó Cárdavo "cuando sucedió todo aquello”,
regresa a Isla Meteca para poner en marcha un proyecto que exige mostrar al
monstruo. El desvelo de Cárdavo representa una amenaza para el status quo de
Isla Meteca –porque podría desatar de nuevo al monstruo: Alpidia Ruano, que así
se llama la cineasta, ha pedido un permiso para adentrarse en el bosque y filmar
a Cárdavo. ¿Cómo afrontará la isla esta amenaza a su estabilidad?
Para el lector de Fantasy o de SciFi esta novela posee un
atractivo mayor pues, como parte del velo en este misterio, Juan-Cantavella no
sólo crea un espacio fantástico, sino que también sitúa en él una red de
subtramas repletas de referencias a otras obras, subtextos de narraciones
fantásticas, y un capítulo (el noveno) titulado “La verdadera historia del
temible Ukk” que es en realidad un relato original del escritor español de
novelas populares Curtis Garland (pseudónimo de Juan Gallardo Muñoz). Sin duda,
un regalo delicatesen para el lector.
Pero las sorpresas no acaban aquí pues ‘Asesino cósmico’
(Mondadori, 2011) tiene también una clara voluntad de juego. Las referencias se
encuentran la mayor parte de las veces ocultas en los lugares más inesperados,
tienen una naturaleza heterogénea, una dificultad variable, pero también un más
que evidente sentido del humor en su confección. Con esto del humor me refiero,
claro –y estoy siendo bien pensado, a la frasecita en código morse de la página
85 y que, el que avisa no es traidor, recomiendo no traducir.
La extrañeza de ‘Asesino
cósmico’ (Mondadori, 2011) la hace una novela extraordinaria para lectores
extraordinarios. Desde su misma concepción hasta la plasmación en sus páginas,
está repleta de destellos de originalidad e inteligencia. Robert
Juan-Cantavella presenta sus credenciales como escritor español con futuro, a
través de una novela que juega con las peligrosas conexiones entre el pasado y
el presente. Un consejo: no dejen de leerla.