6/10/11

en Fantasymundo

06/10/2011  |  por  Fco. Martínez Hidalgo

 link



Sobre Asesino Cósmico

Por Fco. Martínez Hidalgo  

Desde su misma concepción hasta la plasmación en sus páginas, está repleta de destellos de originalidad e inteligencia.

Entre las manos tenemos, con ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011, disponible en FantasyTienda), una de las novelas más extrañas del año. Robert Juan-Cantavella (Valencia, 1976) desarrolla a lo largo de las páginas una idea central sólo al final desvelada, y a cuyo servicio están todos los elementos de la novela: trama, tono o personajes.

Así haciendo, una línea argumental en apariencia con más puntos oscuros que un queso gruyer, construidos a base de un tono intrigante y un misterio creciente, que nos puede llevar incluso a considerarlos irresolubles por su profundidad, se presentan de repente ante nuestros ojos con la claridad y certeza de una luz cegadora. ¡Pero cómo no lo hemos averiguado antes!

Una propuesta como ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011) exige de una habilidad apabullante para mantener el equilibrio entre la comprensión narrativa y la tensión lectora: cualquier misterio mal construido podría acabar bien volviéndose incomprensible –por el exceso de opacidad, bien convirtiéndose en demasiado evidente –por el exceso de prudencia. Robert Juan-Cantavella demuestra esa habilidad con indiscutible criterio y solvencia: un argumento inteligente, una trama interesante, unos personajes atractivos o una idea central de gran potencia (tranquilos, aquí no hay spoilers), son muestras más que suficientes.

De hecho, únicamente dos peros se le pueden poner a la novela, los dos vinculados a la intención de dejar todos los hilos atados y bien atados –yendo incluso más allá de una idea central per se suficientemente fuerte como para mantenerlos unidos: una perspectiva a veces confusa -por insistir en clarificar quién dice qué- y una página final totalmente innecesaria -por insistir en evidenciar lo que ya es evidente-. Un reflejo del oficio de Robert Juan-Cantavella, de su preocupación por el lector, disculpable y disimulado por todas sus otras muchas virtudes.

El eje central del misterio se teje a medida que se nos muestra la historia del espacio en el que todas las tramas y subtramas tienen lugar: Isla Meteca. Allí un suceso del pasado, al que se refieren universal y ambiguamente con la expresión “cuando sucedió todo aquello”, condiciona todavía las relaciones sociales y las historias de vida de todos los personajes.

Robert Juan-Cantavella presenta sus credenciales como escritor español con futuro, a través de una novela que juega con las peligrosas conexiones entre el pasado y el presente. Un consejo: no dejen de leerla.
De una forma u otra, todos tiene puestas sus miras en un futuro que pasa por superar lo sucedido, por desanclar el pasado del presente: Don Fabio, un corregidor entrado en años pero que se resiste a abandonar el cargo; Antero Legúfaro, un abnegado asistente del corregidor con evidentes sueños de sucesión; o Vladimiro Rascón, el responsable del único videoclub de Isla Meteca al tiempo que ambiciosa némesis del Don Fabio; entre otros muchos.

Pero ¿cómo se consigue desanclar el pasado, sin olvidar y perder la memoria?, o ¿cómo se supera un hecho traumático del pasado sin afrontarlo, sin siquiera darle un nombre?, o sea, ¿es posible pasar página cuando ni siquiera se abre el libro? La tensión en Isla Meteca tendrá que liberarse para dar rienda suelta al potencial de los personajes, atados a un contexto de gran fragilidad, pero ¿qué contiene ese contexto de tensión y qué forma tomará cuando reviente? He aquí el núcleo central del misterio.

El elemento de ruptura de este gran misterio es, como no podría ser menos en una novela tan intrigante e interesante como ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011), un misterio menor también necesitado de respuesta: en el centro del bosque de Isla Meteca, que parte la isla en dos y distancia al pasado del presente, se oculta un monstruo de nombre Cárdavo. Nadie que lo haya visto ha vivido para contarlo, por tanto nadie sabe cómo es, pero lo que sí se sabe es que nada hay que temer mientras no se le moleste.

Curioso este monstruo terrorífico cuyo único fin parece ser vivir en paz, pero cuya existencia a todos intriga y todos temen.

La cuenta atrás en la trama comienza cuando una cineasta local, a cuyos padres asesinó Cárdavo "cuando sucedió todo aquello”, regresa a Isla Meteca para poner en marcha un proyecto que exige mostrar al monstruo. El desvelo de Cárdavo representa una amenaza para el status quo de Isla Meteca –porque podría desatar de nuevo al monstruo: Alpidia Ruano, que así se llama la cineasta, ha pedido un permiso para adentrarse en el bosque y filmar a Cárdavo. ¿Cómo afrontará la isla esta amenaza a su estabilidad?

Para el lector de Fantasy o de SciFi esta novela posee un atractivo mayor pues, como parte del velo en este misterio, Juan-Cantavella no sólo crea un espacio fantástico, sino que también sitúa en él una red de subtramas repletas de referencias a otras obras, subtextos de narraciones fantásticas, y un capítulo (el noveno) titulado “La verdadera historia del temible Ukk” que es en realidad un relato original del escritor español de novelas populares Curtis Garland (pseudónimo de Juan Gallardo Muñoz). Sin duda, un regalo delicatesen para el lector.

Pero las sorpresas no acaban aquí pues ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011) tiene también una clara voluntad de juego. Las referencias se encuentran la mayor parte de las veces ocultas en los lugares más inesperados, tienen una naturaleza heterogénea, una dificultad variable, pero también un más que evidente sentido del humor en su confección. Con esto del humor me refiero, claro –y estoy siendo bien pensado, a la frasecita en código morse de la página 85 y que, el que avisa no es traidor, recomiendo no traducir.

La extrañeza de ‘Asesino cósmico’ (Mondadori, 2011) la hace una novela extraordinaria para lectores extraordinarios. Desde su misma concepción hasta la plasmación en sus páginas, está repleta de destellos de originalidad e inteligencia. Robert Juan-Cantavella presenta sus credenciales como escritor español con futuro, a través de una novela que juega con las peligrosas conexiones entre el pasado y el presente. Un consejo: no dejen de leerla.